Argumentos

PRIMER ACTO

EN CASA DE CENICIENTA
Cenicienta recuerda a su madre, de quien tiene como única herencia un par de zapatos.
Mientras Cenicienta permanece en la cocina, las hermanastras bordan un chal, discutiendo como de costumbre. Cenicienta quien no ha sido invitada al baile de palacio, queda sola. Llega su padre, quien la consuela.  La madrastra y sus hijas agreden a Cenicienta a quien el padre trata de proteger pero, impotente y temeroso, retrocede ante ellas.
Llega el maestro de baile de la Corte a enseñar los bailes que allí se llevaran a cabo.
Este descubre que Cenicienta, la sirvienta, es la que mejor baila. La familia parte para la fiesta.
Ella imagina estar frente al Príncipe y cómo actuaría.
Aparece una mendiga que junto con las hadas y sus cortejos la conducirán al castillo pero deberá volver antes de las 12 de la noche porque el encantamiento y su apariencia de princesa se terminará.

SEGUNDO ACTO

FIESTA EN EL CASTILLO
Muchos invitados llegan a la fiesta, así como la familia de Cenicienta, ricos burgueses. Aparece el Príncipe. La madrastra y sus hijas tratan de agradarle. Luciérnagas, flores, mariposas, libélulas y saltamontes preceden la aparición de Cenicienta. Ensueños de Cenicienta y el Príncipe, apartados de la realidad de la fiesta.
Cenicienta abandona el castillo seguida de sus séquitos. El Príncipe corre tras ella y sólo encuentra el zapato de cristal que la joven perdiera en su huída.

TERCER ACTO

ESCENA I
El Príncipe desea encontrar a la dueña del zapato, y para ello convoca a los zapateros del reino.

ESCENA II
El Príncipe visita los distintos pabellones de la Feria Universal que tiene lugar en su Reino. Allí, bellas muchachas de distinto origen intentan seducirlo pero sin éxito: a ninguna le calza el mágico zapato.

ESCENA III
Decepcionado, regresa al castillo.

ESCENA IV
En su hogar, Cenicienta, siente que todo ha sido un sueño hasta que descubre el zapato que le hace saber  que eso fue realidad.
Ante la aparición de sus hermanastras lo esconde en su delantal. Ellas festejan lo ocurrido la noche anterior en el Palacio. La madrastra aparece con las naranjas con las cuales las hijas jugaron durante la fiesta. Cenicienta las recoge y las reconoce como regalo que le ofreciera el Príncipe.
Llegan el Príncipe y sus amigos en busca de la posible dueña del hermoso zapato. Las hermanastras tratan infructuosamente de calzarlo, lo mismo que la madrastra. Ante la frustración, y tratando de que el zapato de todas maneras les calce a alguna de ellas, trata de cortarles los pies.
Cenicienta, deslumbrada por la presencia de su amado que no la ha reconocido, trata de proteger a sus hermanastras del ataque feroz de su madre. En semejante situación cae de su delantal el zapato que ella guardaba. Al verlo, el Príncipe insiste en que la joven se lo pruebe. Ante la sorpresa de todos, el zapato le calza perfectamente, confirmando así que ella es la joven que él conoció en el baile. Ambos se manifiestan su amor.
Cenicienta perdona a sus hermanastras.
 Aparece el Hada Madrina, bendiciendo a los enamorados.
La escena se transforma en un maravilloso y mágico jardín donde las hadas y sus séquitos rodean a Cenicienta y al Príncipe. Las hermanastras se han enamorado de los amigos del Príncipe, así como la díscola madrastra se va con dos de ellos. Las criaturas del bosque acompañan a Cenicienta y al Príncipe, quienes ascienden a su nueva morada llenos de gozo y felicidad.